La última jornada de protesta de #NoMásAFP fue un éxito de convocatoria. Carabineros tuvo que interrumpir la marcha al verse superado por su masividad, claro que sin entregar una explicación a los organizadores. Es evidente que toma vuelo la demanda ciudadana por eliminar el sistema de capitalización individual creado por José Piñera, una verdadera fábrica de mendigos a juzgar por los exiguas pensiones que pagará a todos quienes fueron forzados a entrar en ella durante la dictadura cívico-militar.

Las medidas sugeridas por la Comisión Bravo, varias de ellas coincidentes con las medidas propuestas por las AFP, no tienen otro sentido más que mantener a flote un barco mal hecho que encalló en la realidad de un mercado laboral marcado por la inestabilidad y los sueldos miserables. Quizás conviene aquí pensar en otra imagen: la de una persona con muerte cerebral que permanece conectada a un ventilador sólo para beneficiar a otro. En este caso a las empresas, las únicas favorecidas merced a una capitalización fácil y barata.

Uno de los voceros del movimiento #NoMásAFP, Luis Mesina, cree que es muy probable que el sistema de capitalización individual sea el invento más fracasado de todos los que fueron creados en dictadura. No hay por dónde salvarlo. Su diseño tiene demasiados defectos, por lo que cualquier medida tendiente a subsanar sus vicios está destinada al fracaso.

Luis Mesina de la organización #NoMásAFP. Fotografía: ElSoberano.org

“¿Subir la edad de jubilación? ¿Aumentar el aporte del estado y hacer participar tímidamente a los empleadores? No sólo me parece una frescura de marca mayor y una desubicación total, además me parece inútil debido a lo marginal que resultaría ese cambio a efectos de mejorar las pensiones. Es insuficiente por donde se le mire”, dice Mesina, quien resalta un vicio clave, reconocido por las mismas AFP: el sistema de pensiones creado por José Piñera no se adecúa a la naturaleza del mercado laboral chileno, cuyo código, fuente primera de precariedad, fue creado por el mismo José Piñera. “Lo mínimo, lo mínimo, es que el sistema de pensiones compatibilice con la realidad del trabajo que impera en ese país”, agrega.

“Este sistema es tan malo que tuvieron que imponerlo por la fuerza. Tan malo es que los militares no se plegaron al sistema. Por algo será. No hubo posibilidades de discutir. Los mismos dueños de las AFP además son dueños de las grandes empresas que más han contribuido a precarizar el empleo. La gente no tiene ahorros para una pensión. Este sistema no tiene posibilidad de sobrevivir al mediano plazo”, añade Mesina, quien se declara preocupado toda vez que el sistema amenaza con transformarse en una verdadera fábrica de mendigos pues, dentro de muy poco, empezarán a jubilar en masa aquellos trabajadores obligados a ser víctimas de la estafa.

Los mismos dueños de las AFP además son dueños de las grandes empresas que más han contribuido a precarizar el empleo. La gente no tiene ahorros para una pensión. Este sistema no tiene posibilidad de sobrevivir al mediano plazo.

Quizás no sea del todo descabellado pensar que estas maniobras de reanimación estén orientadas a ganar tiempo. “Las ideas que surgen de esta comisión Bravo son tan insuficientes que no queda pensar otra cosa. Me parece que al actual gobierno le faltó fuerza para abrir otro flanco de reforma, una que parece ineludible si queremos evitar que el país se nos llene de pobres”, indica.

Medidas para ganar tiempo

Luis Mesina dice que, a juzgar por lo inútil de las medidas propuestas por la comisión, el grupo convocado por la Presidenta Bachelet no necesitó de 18 meses para elaborar un informe. “Era lógico. No esperábamos más. Son ideas que van en la dirección de consolidar este modelo, otra muestra más de la frescura empresarial. Subir la edad de jubilación es otra tontera. El mismo Instituto Libertad, de derecha, tiene un estudio que indica que cae dramáticamente la participación de los trabajadores después de los 45 años. A esa edad la participación laboral de las mujeres comienza a caer, y la situación se torna dramática a partir de los 50 años. Los hombres experimentan una caída a los 50 y a partir de los 60 prácticamente salen del mercado laboral formal y con contrato. ¿Cuánto más van a ahorrar las mujeres, por ejemplo, retrasando cuatro o cinco años más la jubilación, si es que llegan a lograr esa proeza? Nada. Aumentar dos o tres puntos de cotización tampoco permitirá mejorar significativamente las pensiones dentro de este esquema. Son medidas demagógicas y poco científicas. El piso hoy es demasiado bajo. Las rentas vitalicias siguen cayendo y ni hablar de las pensiones por retiro programado, que son un chiste. La misma Comisión Bravo dice que hay segmentos que recibirán 82 mil pesos. ¿Cómo piensan mejorar un monto tan bajo?”, agrega.

Otro tanto dice con estudiar la aplicación de nuevos instrumentos financieros capaces de incrementar la rentabilidad de los fondos y mejorar las pensiones. Al respecto, Mesina también es escéptico: “El panorama internacional de los mercados es muy complejo. Hoy las empresas están rentando muy bajo, más o menos del orden del 2%. ¿Así piensan mejorar la rentabilidad de los fondos? Imposible. La única manera de mejorar esos fondos sería meter plata en industrias éticamente perversas o ilegales, de esas que arrojan una rentabilidad del 14%. Hablo de industrias ligadas al narcotráfico o fabricantes de armas, y eso abre un conflicto axiológico y ético brutal”.

“Quisiera ver qué tan importante serían los aportes de los empleadores, si es que eso al final prospera, porque no faltarán quienes salgan a oponerse diciendo que ello es un impuesto más. ¿Pedir más plata al Estado? Eso es una frescura. Hay que recordar que José Piñera dijo que el estado, con este sistema, no tendría que gastar plata. Pero resulta que hoy el Estado ya corre con el 65 o 70% de lo que se paga en pensiones, ya sea erogando recursos para entregar pensiones asistenciales o bien para pagar pensiones mínimas que apenas pasan los doscientos mil pesos. Es decir, ¿ahora quieren más encima que el Estado se haga cargo del 80% de las pensiones?  Una frescura” remata el coordinador del movimiento #NoMásAFP.

“Esto es espurio, indigno. Este sistema es mantenido sólo porque 13 o 14 multimillonarios se financian con esas platas, los mismos empresarios que después corrompen a los políticos. Sin hablar que son empresas que se caracterizan por el abuso, la precariedad y el nulo valor agregado a su producción”, concluye.

Luis Mesina dice que no le sorprendió el informe de la Comisión Bravo. “Nunca esperamos más de esa comisión. Nunca le tuvimos confianza. No puede ser diferente cuando se incorpora a exministros de la Dictadura que creó este sistema. Sí nos sorprendió el diagnóstico que hicieron, pues fue particularmente lapidario con la sustentabilidad del sistema de capitalización individual. De hecho, nos dio números y más argumentos para ir en contra de esta estafa. El problema es la contradicción, ya que el sistema es un desastre, pero insisten en mantenerlo vivo”, concluye.

El Soberano

La plataforma de los movimientos y organizaciones ciudadanas de Chile.

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1 comentario

  1. PONER TÉRMINO A LAS AFP RESULTA IMPERIOSO

    El sistema de AFP. fue diseñado e impuesto violentamente por la dictadura y sostenido por los gobiernos siguientes, como un esquema de ahorro forzoso, destinado a expropiar mes a mes una enorme y siempre creciente masa de salarios e impuestos, equivalente en términos netos al 3% del PIB por año, y traspasarlos al sistema financiero, que a su vez los transfiere en su mayor parte a los grandes grupos empresariales que operan en el país, empezando por los propietarios de las AFP y grupos empresariales ligados al Pinochetismo, quienes pretenden NO DEVOLVERLA JAMÁS.

    Además de provocar la miseria de los jubilados, el sistema de AFP es una de las causas principales de la mala distribución del ingreso en el país, y constituye uno de los abusos más flagrantes que minan la confianza ciudadana en sus instituciones, la cual ha disminuido a un nivel crítico que hoy nadie desconoce y resulta evidentemente peligroso.

    Hoy vivimos la increíble confusión y caos del segundo gobierno de Bachelet, que anunciaba “reformas estructurales” sabiendo que no estaban dispuestos a cumplir. “Es que todo tiene que cambiar para que nada cambie.”

    Así todos los intentos de reformas enarbolados durante la campaña, han caído en el más lamentable descrédito, en la improvisación en gestos y amagues ampulosos y rimbombantes, que sin embargo, son inmediatamente desnaturalizados y consensuados o coimeados por/con los dueños de Chile (el empresariado), y/o despachados hacia un futuro incierto e improbable.

    PONER TÉRMINO A LAS AFP RESULTA IMPERIOSO

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