Lo integran organizaciones ambientalistas, sindicales y gremiales, así como movimientos sociales tan variopintos como diversos, además de intelectuales, científicos y artistas que convocan a participar en esta instancia orientada a redactar una nueva Constitución para Chile, que es donde ha de plasmarse el nuevo contrato social de nuestro país.
Coordinadores de movimientos sociales y ambientalistas, voceros de agrupaciones territoriales, secretarios de organizaciones gremiales y sindicales, artistas, intelectuales y científicos, profesionales y técnicos, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, empleados y cesantes, trabajadores y estudiantes… Una nueva plataforma se ha constituido a efectos de articular propuestas y construir un nuevo pacto que nos permita superar la terrible crisis social y política que padece el país, esa que al final nos demostró que Chile no era un oasis, sino un espejismo.
Reunida en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Humanismo Cristiano, la denominada “Asamblea Nacional para un Nuevo Pacto Social” asoma como un símil de la “Asamblea de la Civilidad”, instancia que se levantó a mediados de los ’80 para enfrentar a la Dictadura de Pinochet. Esta plataforma tiene el objetivo de levantar una agenda corta para abordar las problemáticas sociales más urgentes (en materia de pensiones, salarios y endeudamiento, por ejemplo) y para convocar a una instancia de diálogo tendiente a elaborar una nueva Constitución, una Constitución que se constituya no ya como carta de garantía de privilegios para una minoría (como resulta ser hasta ahora), sino como la manifestación de un nuevo contrato social, siempre convocante e inclusivo.
El abogado Fernando Atria, del movimiento “La Casa Común”, sostuvo que ningún pacto será legítimo y efectivo para sanar de esta fractura social si no pasa por crear una nueva Constitución, y para ello será necesario empujar un diálogo que incluya a las más diversas organizaciones de la sociedad civil, las únicas con la legitimidad necesaria para semejante empresa. “El enemigo común es el abuso. La forma de organización de la vida (en Chile) es una que está al servicio de los que tienen el poder económico y en perjuicio de las personas comunes y corrientes”, dijo el abogado y académico.
Si bien muchos se mostraron renuentes a incorporar a los partidos políticos, en especial a aquellos que han sido parte del tablero en estos 30 años de vejación y expolio, hubo quienes, como la Lorena Pizarro, presidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, llamó a todas las fuerzas progresistas a sumarse a esta plataforma, incluso aquellas que formaron parte de la Concertación, ya que “hoy estamos enfrentando un estallido social que a todos y a todas nos sorprendió, no obstante sabíamos que iba a pasar, y está hasta este momento sin conducción, y hay que ser honestos: es porque no hemos sido capaces de unirnos. Saludo esta instancia y espero que tengamos la madurez política de entender que estamos viviendo la posibilidad de una nueva tragedia para el país. O nos unimos y lo conducimos (el proceso) o llega la derecha y lo capitaliza”, sostuvo.
Finalmente, la ecologista Sara Larraín llamó a involucrar de forma urgente al gran empresariado chileno, el gran beneficiado con el actual orden de cosas, para diseñar una nueva estrategia de desarrollo basada en la innovación y el conocimiento, al mismo tiempo que urgió a preparar una serie de propuestas que mitiguen la angustia de las familias chilenas. “De aquí a fines de noviembre debemos tener una agenda corta de reforma a las pensiones, salario mínimo, las tarifas de luz, etc., etc., que permita aliviar el tema de inequidad que sufren las familias. Eso no va a generar la paz social, pero necesitamos esa agenda corta. Hay varios temas en que hay coincidencia total, y creo que tenemos que hacer un grupo que presione constantemente a los políticos y les cobre esa agenda”, señaló.
