Organizaciones de migrantes intentan agilizar los trámites de miles de personas extranjeras que aún no regularizan su situación.
Trabajando contra el reloj, con la certeza de que el Gobierno no desperdiciará la oportunidad de generar réditos en las encuestas, y con la seguridad de que muchos extranjeros residentes en Chile sufrirán las consecuencias de una política migratoria carente de realismo.
La impotencia parece ser el sentimiento que predomina en la Coordinadora Nacional de Inmigrantes, ya que este martes 23 de julio se dará inicio a la expulsión de todos los extranjeros residentes en Chile que no tengan su situación plenamente regularizada. «El 22 se acaba el plazo, y al día siguiente empezarán a expulsar gente, y el plazo está a firme«, dice Rodolfo Noriega, quien se encuentra, él mismo como abogado, asesorando a miles de migrantes que «temen ser detenidos en la calle y subidos a un avión, sin importar que ya tengan niños nacidos en Chile. Se estaría exiliando a niños chilenos».
«La situación de los migrantes es difícil no sólo en la frontera norte, porque se han visto impedidos de llegar al país por no tener documentos que Venezuela no es capaz de entregar. También afecta a los que están en Chile, y eso ha sido tremendo ya que hemos visto la expulsión de extranjeros con niños chilenos», dice, en referencia .
«Muchos de ellos no tienen nada en su país de origen, por ende preferirán quedarse y vivir sin papeles, privados de identidad, en el anonimato, escondidos, marginados de todo. Ahora mismo estoy con miles de casos. No hablo de cientos, sino de miles. Han construido su vida aquí. Muchos no van a poder cumplir con lo que pide el gobierno ya que, en el caso venezolano, el estado no es capaz de responder a los requerimientos de sus compatriotas», agregó Noriega, quien halla dos razones que sustentan su pesimismo: el gobierno ha cumplido con su palabra de expulsar a ciudadanos extranjeros y, peor aún, un fallo de la Corte Suprema, de a comienzos de junio, que avaló la expulsión administrativa de extranjeros con hijos nacidos en Chile, resolución que contravino lo que perseguía el Instituto Nacional de Derechos Humanos.
«Todo es muy triste. Ojalá todos reflexionemos sobre lo que significa este drama», concluyó.