¿Tendremos una reforma de pensiones en este gobierno? Muchos tienen sus reservas, pero hay quienes creen que la necesidad de dejar atrás un sistema de pensiones miserable le ganará a la obstinación por la defensa pura y dura del negocio de las AFP.

Andrés Giordano, diputado integrante de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, apuesta a que la oposición sabrá comprender los riesgos de retrasar una salida y se allane a negociar dentro de los márgenes de la propuesta enviada por el ministro de Hacienda, Mario Marcel, a efectos de mejorar las pensiones presentes de los jubilados. De otro modo, y ante la percepción generalizada de que el sistema sólo le sirve a las grandes empresas, ganará terreno la idea de los retiros, más aún si consideramos que este 2023 será un año que se anuncia complejo desde un punto de vista económico.

La reforma de pensiones se ha convertido -no podía ser de otra manera- en un gallito ideológico entre dos mundos: uno que cree que sin un sistema contributivo y solidario será imposible pagar pensiones decentes, y quienes creen que la clave es hacer solidaridad a través de la PGU (es decir, a través de impuestos generales), por lo que todo aumento en la cotización a cuenta del empleador (de un 6%, según la propuesta de reforma) debe ir íntegramente destinado a las cuentas individuales de cada uno, algo que, según el oficialismo, fortalecería únicamente a las AFP y al mercado de capitales que se nutre del sistema, según cree el diputado y presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, el frenteamplista Andrés Giordano, quien entrega luces del estado de la discusión y sus perspectivas futuras de esta reforma, que contempla, asimismo, reorganizar la administración del 10% base que pagan los asalariados actualmente.

Diputado: ¿cree usted, visto lo visto hasta ahora, que tendremos una reforma de pensiones finalmente o las personas deberían esperar?

Visto lo visto, creo que el Gobierno ha logrado abrir el debate para hablar de seguridad social por primera vez en años. El marco es que tengamos un sistema que nos haga sentido pero que a su vez cumpla con ciertos objetivos como son aumentar las pensiones hacia un estándar de dignidad, disminuir las brechas de género, terminar con el negocio de las AFP y el monopolio privado que hoy genera jugosas ganancias -mil millones de pesos diarios- pero paupérrimas pensiones. Y lo que nos muestra la experiencia internacional es que con un sistema basado sólo en capitalización individual es imposible, pues solo se reproduce un mercado laboral profundamente desigual.

Ahora, esto saca ronchas en la derecha, ya que buena parte de sus partidos ha recibido aportes de directores o empresarios ligados a las AFP y que, a ratos, parecieran preferir sacrificar la reforma para defender el interés de las administradoras antes de poner el interés de las y los jubilados por delante. Es una amenaza presente, pero yo al menos sigo con la esperanza intacta.

¿Qué elementos cuentan con consenso y cuáles no? Al parecer, la derecha ni siquiera se aviene a apoyar la libertad de elegir bajo cuál sistema cotizar.

Un consenso es que el sistema otorga pensiones miserables. En general, eso implica asumir que hay que reformar, que las pensiones que hoy reciben las jubiladas y jubilados no son suficientes y que las mujeres son las más perjudicadas por las lagunas previsionales que les dejan los trabajos no reconocidos como el doméstico y de cuidados. Asimismo hay consenso en ampliar la PGU, su cobertura y montos.

Pero, de nuevo, da la sensación de que en todo el resto: en el seguro social, en la separación de la industria y terminar con el modelo de AFP que conocemos, así como en la creación de un ente público como en el 83% de los países de la OCDE, no. No hemos logrado que la derecha reconozca que está demostrado internacionalmente que un sistema de capitalización individual pura en el pilar contributivo, no sirve para hacer frente a la realidad laboral y salarial de Chile en edad de jubilación.

Chile es el único país de la OCDE donde los empleadores no aportan un solo peso a la previsión; el único  donde la capitalización individual es el único pilar contributivo, donde no existe participación del Estado salvo para complementar las pensiones indignas. La mancomunión de riesgos es un estándar de seguridad social mínimo que aplica en todas partes del mundo, que en todas partes la derecha lo entiende, menos en Chile.

Y bueno, desde la perspectiva de poder elegir, nunca les ha incomodado que uno no pueda tener elección entre un sistema privado y uno público, o si se quiere más o menos solidaridad. En la derecha hay una hipocresía muy grande con la «libertad», que si fuera plena, probablemente haría que la gente retirara todos sus fondos de un sistema con tan poca legitimidad como éste. Pero no me cabe duda que esa tampoco es una libertad que les haga sentido, porque afectaría el mercado de capitales, además de las jubilaciones. Entonces la derecha no sabe cómo sostener su discurso de propiedad, de libertad, y a la vez hablar con coherencia sobre seguridad social.

¿Qué quiere la derecha? ¿Se les nota demasiado una voluntad de proteger el negocio?

Basta con ver los argumentos que utiliza la derecha para notar que son los mismos que usan las AFP. ¿Te acuerdas de la carta que envió la AFP Cuprum a sus afiliados y afiliadas desinformando sobre la reforma? También son los mismos del movimiento Con Mi Plata No. Han impuesto un relato basado en falsedades, fake news como le decimos hoy a la desinformación intencional, con el respaldo de pseudo centros de pensamiento como el Observatorio Perspectivas, ligado a la Asociación de AFP, o a instituciones como Mercer, una compañía de servicios financieros que adora los modelos privados de pensiones, o la FIAP, que es una Federación Internacional de AFP.

Y obvio, si hasta en las empresas que investigan y crean tendencias de opinión, como Cadem, tiene en su gerencia una directora de AFP, la señora Karen Thal. Entonces, sí; se les nota mucho la voluntad de proteger un negocio que maneja más de 200 mil millones de dólares, y que sirve como un gran pozo de capital disponible para la iniciativa del gran empresariado.

Todo lo contrario a construir un sistema que pueda financiar buenas pensiones en vida, disminuir las grandes brechas entre hombres y mujeres y que las personas no vean disminuida su jubilación mientras aumentan las ganancias de las AFP. Por eso a ellos no les hace sentido algo clave, la solidaridad intergeneracional que nos dice «hoy por ti, mañana por mí».

– Mucha gente es partidaria de más retiros. Este año se ve complicado. ¿Hay conciencia en la derecha que si no se avanza en una reforma que cambie hoy la situación de los pensionados -a través de la solidaridad- pudiese avanzar la idea de los retiros en la sociedad chilena, y con ello perder más de lo que se protege?

Dos cosas al respecto: hablar de retiros en medio de la tramitación de esta reforma estructural del modelo de pensiones, es contrario a garantizar pensiones decentes y sigue siendo una fórmula que le carga el costo de la crisis a las y los trabajadores desde sus propios ahorros previsionales, sin abordar los problemas de fondo. Y lo segundo, en el anterior debate de retiros, muchos sostuvimos y sostenemos que la discusión hoy debe centrarse en construir un sistema legítimo, que la gente aprecie porque da garantías de una vejez digna. Si eso no se consigue, resulta extraño que la derecha, o al menos el gran empresariado que representan, no se percate que es una bomba de tiempo. Y la razón de fondo es obvia: si no somos capaces de construir un nuevo sistema previsional que tenga legitimidad, que sea la base de un nuevo pacto social, los retiros serán un debate permanente. ¿Qué sentido tendría oponerse si el modelo, tras la reforma, sigue siendo lo mismo que tanto hemos criticado?

Los retiros permanentes no sólo validan la lógica de rascarse con las propias uñas sin atacar los problemas de fondo como los bajos salarios, que no se reajustan al ritmo que sube el costo de vida, y la pésima distribución de la riqueza. Más importante aún: nos muestran que no existe un pacto social en algo tan elemental y profundo como la seguridad social. Sin una reforma en serio, una inmensa mayoría -entre la que yo me reconozco-, vamos a seguir sintiendo esa total y absoluta carencia de legitimidad.

El Soberano

La plataforma de los movimientos y organizaciones ciudadanas de Chile.

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