¿Fue correcto abrir progresivamente las regiones de Aysén y Los Ríos? ¿Puede la autoridad concebir que estamos en condiciones de iniciar un plan de desescalada nacional en circunstancias que el número de fallecidos diarios todavía se empina por sobre el centenar? ¿Cómo podríamos empezar a soltar la mano en Santiago mientras, al mismo tiempo, se decreta cuarentena en otras regiones? Seamos serios: no confíe en lo que indica el gobierno, pues la decisión no está inspirada en factores técnicos, sino por criterios puramente políticos y económicos.
Puede ser calificada de locura o de irresponsabilidad absoluta, pero el juicio es lapidario. ¿Qué hay en la cabeza de las autoridades de salud para impulsar un plan denominado “Paso a Paso” cuando todavía estamos a semanas de finalizar el invierno? ¿Tan cierto es que la trazabilidad de casos es del orden del 80%? ¿Quién lo asegura? ¿Cuáles son las pruebas? No hay pruebas. Sólo está la palabra de las autoridades. ¿Basta con eso?
Hasta hora el desconfinamiento progresivo es una decisión política, porque en esta crisis los criterios técnicos estuvieron siempre subordinados a la economía y la política. En consecuencia, cunde el temor a que el plan “Paso a Paso” se convierta en “Desastre Seguro” en vista de un rebrote que, más que previsible, aparece como inminente. “Ya vimos con anterioridad las consecuencias cuando se anunció el Plan de Retorno Seguro y se habló de una ‘nueva normalidad’. Nuevamente vemos un irresponsable discurso de triunfalismo”, sostiene la médica de atención primaria de salud (APS) de Valdivia Camila Gallardo, encargada del Departamento de Salud Pública y APS de la Fundación Equidad.
“La evidencia de estudios de seroprevalencia ya disponibles en Santiago y en otras ciudades del mundo, indican que una gran proporción de la población permanece aún sin contagiar, por lo que el riesgo de rebrote es real, información de la minuta del consejo asesor Covid-19 del 29 de junio. Por lo mismo, el discurso de desconfinamiento apresurado es un error, ya que no habrá normalidad hasta tener un tratamiento o vacuna”, advierte la facultativa.
La encargada del Departamento de Salud Pública y APS de la Fundación Equidad señala además que el nivel de improvisación es tal que “las autoridades locales (de Valdivia y Aysén) se enteraron por la prensa, no fueron informadas ni consultadas al momento de iniciar este plan en la Región, de nuevo haciendo notar el centralismo de este país y el autoritarismo que ha sido la tónica en las decisiones sanitarias en esta pandemia”.
“Decisiones de este tipo deben ser tomadas siguiendo las recomendaciones de expertos, pero también del territorio. No basta solo con socializar algo, es necesario que se tome en cuenta a los actores locales para trabajar en conjunto con estrategias que hagan prevalecer la protección de la salud de la población por sobre otros intereses. También, generar las condiciones materiales para poder realizar el confinamiento y vencer a esta pandemia”, concluye Gallardo.
Los enfermeros están en guardia frente al rebrote, más si consideramos que esta iniciativa no se ajusta a los indicadores establecidos por la Organización Mundial de la Salud, pese que éstos fueron recogidos por el Comité Asesor Covid de Chile. Nuestro país presenta un índice de ocupación de camas UTI del 90%, mientras que la OMS establece 80%. Asimismo la positividad de Chile se encuentra en 15%, cuando la OMS recomienda 5%.
En un comunicado difundido por la Federación Nacional de Asociaciones de Enfermeras y Enfermeros de Chile (Fenasenf), se afirma que el programa “Paso a Paso”, contrario al buen juicio, “sólo incluye indicaciones de las autoridades a nivel central, sin considerar las distintas realidades regionales o comunales, ya que no participaron en su implementación. Tampoco lo hicieron los actores sociales y sanitarios locales, que a su vez, deberían contar con la coordinación entre los Ministerios del Interior, Educación, Trabajo y Transporte”.
“El Programa da instrucciones generales y carece de protocolos específicos que clarifiquen la implementación a la comunidad. Una gran interrogante es cómo se manejarán los espacios comunes en los colegios (baños, comedores, entre otros), para evitar brotes tras el retorno de clases”, agrega la declaración pública.