Una durísima crítica lanzó el economista de la Fundación Sol en contra de sus colegas que alertan sobre cómo Chile caerá por el despeñadero si llega a prosperar el cuarto retiro. Sobre el Banco Central, el investigador formado en la UC reconoce el sesgo pro-modelo del órgano que se dice “autónomo” en vista del silencio sepulcral que guarda frente a otros fenómenos que también afectan a los más pobres de Chile.
Y vuelta nuevamente a las campañas del terror. De cara al plebiscito de 1988 se dijo que volveríamos a la Unidad Popular, o que el triunfo de Alejandro Guillier nos convertiría en Chilezuela, o que el primer retiro de los fondos manejados por las AFP precipitaría el desplome económico del país. Son mentiras viejas, más o menos excesivas dependiendo de los intereses de quien las divulga. ¿Quiénes afirman que la economía se hundirá en la inflación si se procede al cuarto retiro? Economistas canónicos que han acaparado portadas y columnas de opinión en los medios más conservadores de Chile.
“A menudo nos dicen que son ‘reacciones del mercado’, pero el mercado no es una entelequia, sino que son grupos económicos que se pronuncian en un escenario de cambio”, señala Marco Kremerman, economista de la Fundación Sol, uno que escapa de esa hermética casta de economistas habituados a justificar los groseros niveles de concentración de la riqueza.
“Es cierto que en Chile hay incertidumbres porque estamos en medio de una crisis muy profunda, además de una pandemia. En el horizonte próximo vemos elecciones y potenciales cambios a las reglas del juego, entonces es obvio que tendremos muchos meses muy convulsionados y que haya gente poniéndose nerviosa”, agrega el economista.
“En ningún caso significa que esos grupos económicos estén dejando de ganar plata. De hecho, las utilidades de los bancos están por los cielos. Es cierto que tenemos aumentos temporales de precios, alzas en tasas de interés, vaivenes importantes con el tipo de cambio, pero no hay que confundir una cosa con otra”, advierte Kremerman, señalando a esos economistas canónicos que advierten de un verdadero apocalipsis.
“Hay distintos hechos nacionales e internacionales que entran a tallar aquí. Y es en ese sentido que uno puede notar cierta falta de coherencia en la argumentación de algunos opinantes que no quieren ver que en el mundo entero se están dando presiones inflacionarias importantes producto de problemas logísticos en los puertos, carencia de insumos, cadenas de suministro rotas. En suma, es un problema de oferta que se ha desacoplado de las necesidades de la población”, agrega el economista de la Fundación Sol, quien cree que “dependiendo del país hay factores que alteraron los patrones de consumo, pero en Chile los efectos de los retiros y el IFE con alta cobertura tuvieron un impacto parcial”.
“Desde luego que podríamos terminar el año con una inflación por sobre el 5%, pero ello es una inflación transitoria. Hay una inyección de liquidez importante, pero eso no tendría el mismo impacto en términos de precios si fuera acompañado de un shock de oferta”, añade.
Voces interesadas
Lo hemos dicho en otras oportunidades: en Chile los economistas, principalmente canónicos (los que salen en la TV y en los diarios, por decirlo en simple), tienen velas en este entierro: o son directores y ejecutivos de empresa, tienen acciones de empresas, trabajan para empresas, o bien en centros de estudios que dependen de los aportes de empresas. O todas las anteriores.
“La crítica a quienes impulsan el cuarto retiro es legítima. A mi juicio, es una maña política pública, pero es lo que queda como respuesta a la pésima política del gobierno. A muchos economistas se les olvida la precariedad en que viven muchos hogares en Chile. Muchos de esos hogares no tienen otra alternativa para tratar de remontar la precariedad, pagar deudas, sostener sus negocios y compensar así los efectos nocivos que genera este modelo de acumulación”, indica.
“Muchos de los que dicen que el país se va a venir abajo después terminan pidiendo perdón porque habían exagerado. Lo vimos con los primeros retiros. Toda esa actitud genera falta de credibilidad. Lo vimos con la misma crisis subprime de 2008, donde sólo algunos economistas se anticiparon a ella mirando indicadores alternativos. El resto no se dio cuenta, y aquí esta pasando lo mismo: nadie alertó de las precariedades hasta que vino el estallido social”, sostiene el economista formado en la Universidad Católica.
¿Y el Banco Central? ¿Se justifican las críticas? El investigador de la Fundación Sol cree que es muy “interesante que una institución como esa alerte sobre la inflación y trabaje para mantenerla controlada, ya que efectivamente la inflación afecta a los pobres. Pero sería muy importante también que diera alertas sobre los bajos salarios que se pagan en Chile, o que diera una alerta sobre los millones de morosos que tenemos. Eso tiene enormes impactos económicos y nada dice sobre aquello”, concluye.