La capital se va a cuarentena y nadie escucha algo sobre ayudas del gobierno… Quizás el sordo es el gobierno de Piñera Echeñique, cuya conducta incomprensible (o comprensible dentro de una perspectiva amoral e indolente, esos rasgos tan neoliberales) amenaza con agudizar la severa crisis económica y social que vive la gran mayoría de chilenos y chilenas. A juzgar por las reflexiones que comparte con nosotros el economista Marco Kremerman, de Fundación Sol, todo lo que ha pasado en Chile en los últimos dos años simplemente cayó en el saco roto para un gobierno y una élite desconectados de la realidad.
Chile necesitaba recursos para traspasar a las familias durante la pandemia. Piñera Echeñique pudo echar mano a los ahorros soberanos que, por décadas, juntamos para encarar precisamente los momentos críticos. Hemos desatendido enormes necesidades sociales con la cantinela de ser cautelosos porque, tú sabes, la vida se pone difícil…
No lo hizo.
Piñera Echeñique pudo generar más recursos por la vía de aplicar un impuesto a los que más tienen (como él mismo), al menos por una sola vez a la espera de una reforma en serio, algo de toda justicia considerando que se han enriquecido gracias a las favorables políticas impulsadas por el Estado.
Desde luego, no lo hizo.
Piñera Echeñique pudo recaudar por la vía de aumentar la tributación minera o aplicar el cobro de una royalty de verdad, cosa bastante sensata considerando todo lo que ganan, todo lo que sacan de Chile y considerando todo lo que dejan en el territorio que esta industria ha intervenido (contaminación, tranques de relave, casas de putas, botillerías y un largo etcétera).
Y no lo hizo. No lo hará.
Y da lo mismo cuánto más tenga que ocurrir en nuestro país y cuántas fosas más haya que cavar para guardar a todos los fallecidos debido a la pandemia. Marco Kremerman tiene la explicación de esta mezquindad contumaz, enfermiza, indolente: “La explicación es que Piñera y su gente no creen que Chile esté mal; creen que no da para tanto, que lo peor ya pasó, que ya se le pasará la rabia a la gente… en fin. No lo vieron venir y siguen sin verlo venir. Creen que Chile no tiene tanta desigualdad, que la precariedad de los hogares tampoco es tan profunda y esta creencia se manifiesta con la focalización de las ayudas, que deja a muchas familias afuera, y una profunda desconexión de la élite económica con la ciudadanía, hecho que ya reflejan estudios como el que conocimos hace poco gracias al COES”.
“Piñera (Echeñique) actuó como siempre. Se relaciona con el pueblo de Chile como si estuviera negociando colectivamente en base a una estrategia de aguante”, agrega, lapidario, el economista de la Fundación Sol. “La clave está en que saben que la gente no tiene tiempo para movilizarse”, agregó.
“En materia de impuestos, en los últimos 15 años llevamos recaudando lo mismo, entre 19 y 20 puntos del PIB, en circunstancias de que, con el correr del tiempo, deberíamos ir aumentando, al punto que hoy deberíamos ir en 30 puntos. Hay muchas exenciones injustificables; además tenemos fondos soberanos, un fondo de estabilización económica… sin mencionar que se inicia, al parecer, un ciclo favorable para el cobre. Y sin embargo, el gobierno adopta medidas que no dan cuenta de la enorme precariedad de los más desfavorecidos y de la clase media, donde hay personas asfixiadas en deudas, hacinados, en campamentos, con muchos empleos informales. Todo este terrible cuadro venía de antes de la pandemia”, señaló Kremerman.
Sabido es que Chile podría endeudarse a tasas muy convenientes. “El nivel de deuda de Chile es bajo. Tiene una deuda que podría llegar a un 40% del PIB, pero países con similar PIB por paridad de compra, como Croacia y Uruguay, tienen el doble de deuda y nadie dice que están en una situación desesperada. Hay margen, el problema es que este gobierno no sabe qué hacer. No tiene plan, o derechamente no quiere tenerlo, acaso porque aún no se convence de la magnitud de la crisis que vivimos”, concluyó.