Primero pidieron no plasmar un modelo económico en la nueva Constitución pese a que hicieron exactamente eso en la Carta Magna de Pinochet-Lagos: consagrar un sistema neoliberal. Luego pidieron terminar con el lenguaje divisivo y belicoso, en circunstancias que han tratado al pueblo chileno como basura. Ahora vemos otra invocación: dejar que las personas elijan que sistema previsional, cosa que le negaron a los chilenos por más de 40 años. Todos concurrimos calladitos y obligados a cotizar en las AFP, y poco importó el clamor popular que pedía el fin del sistema. ¿Libertad de elección, por último? Las huinchas: siempre negaron la posibilidad que las propias personas eligieran su propio régimen.
Pero la idea ya está instalada: la derecha va con sus exangües fuerzas a pedir que una reforma de pensiones deje espacio a la elección, de tal modo que nadie sea obligado a cotizar en un nuevo sistema con base en la solidaridad y el reparto. El objetivo es obvio: preservar el sistema de AFP. “Es una idea que refleja la tremenda frescura e inconsistencia de ese mundo con el concepto de ‘libertad’ que tiene. Es obvio que, a estas alturas, no les queda más remedio que apelar a los resabios de la cultura individualista que ha regido a este país en las últimas décadas“, declaró el vocero de la Coordinadora No Más AFP; Luis Mesina.
Asimismo, el coordinador del movimiento afirmó, a diferencia de los que cautelan los intereses del mundo financiero, No Más AFP no pretende coartar las libertades de cada cual, pero sí exigió un poco de consecuencia a los que se llenan la boca con la “libertad”.
“Si una persona decide no entrar en un sistema solidario, entonces esa persona tiene que saber que ya no podrá acceder a una Pensión Básica Solidaria a costa del erario público, es decir, a costa de todos los chilenos. Porque la Pensión Básica Solidaria es, en el fondo, un subsidio estatal a un negocio entre privados que, curiosamente, favorece sólo a una de las partes, en este caso a las administradoras, pero que resulta muy perjudicial para la otra parte, que son los cotizantes”, agregó.
“Las personas no pueden restarse de un esfuerzo colectivo y solidario, pero luego venir a exigir solidaridad cuando la pensión que reciben no les permite llevar una vida digna. Si alguien quiere arreglárselas solo, entonces que se las arregle solo”, concluyó Mesina.