El economista e investigador, Marco Kremerman, sostiene que ya han detectado elementos que pueden, a la larga, fortalecer el negocio de las pensiones.   

No es gran cosa el proyecto de reforma al sistema de pensiones dado a conocer por el gobierno. ¿La verdad?, nadie esperaba tanto. ¿Qué tenemos en concreto? La administración de Bachelet no sólo evita desterrar la lógica individualista en que este sistema basa su funcionamiento y que explica en gran parte su fracaso, sino que además establece dos elementos (“letras chicas”) que pueden debilitar el componente solidario que dice introducir e incrementar las ganancias de las AFP. En el fondo, la propuesta de reforma parece dar proyección y legitimidad a un negocio que sólo genera beneficios para la industria financiera y los grupos económicos.

El investigador de la Fundación Sol, Marco Kremerman, baja de la nube a los que creen que estamos asistiendo a una reforma profunda. “Luego de leer atentamente el proyecto, nos encontramos con dos situaciones que pueden relativizar la definición de reforma. Debemos detenernos en el hecho de que se propone la creación de una entidad pública que administrará el 5% adicional de cotización a cuenta del empleador, donde sabemos que el 3% irá a las cuentas individuales y el 2% restante a un sistema de reparto. Lo que no se dice es que esa agencia estatal puede subcontratar a una empresa dueña de las AFP para gestionar ese 3% que irá a las cuentas individuales. Es decir, puede confiar esa administración de este 3% adicional a una aseguradora estadounidense como Principal, Metlife y Prudential, compañías que son propietarias de AFP. Para el caso, es lo mismo”, sostiene el economista.

«En el fondo, este proyecto viene a instalar un respirador artificial para las AFP, y pretende darle legitimidad democrática», dice Marco Kremerman.

Otro aspecto que llama la atención es que el fondo de reparto solidario es de carácter “temporal”. “Esto es muy interesante, porque se deja abierta la posibilidad de que ese fondo, que recibirá el 2% de la cotización, deje de ser solidario y termine destinado, al igual que 13% restante, al sistema de ahorro individual. No es un sistema a firme, no es seguro. En el fondo, este proyecto viene a instalar un respirador artificial para las AFP, y pretende darle legitimidad democrática. Las AFP se oponen a esto, pero es obvio que, de esa manera, pueden conseguir una reforma mucho más cercana a sus intereses”, agrega.

¿Cómo se explica este nuevo gatopardismo? “Se dice que esta administración asumió con el compromiso tácito de hacer reformas pero no tocar a dos sectores clave: la minería y la industria financiera, y al meternos con las AFP estamos metiéndonos con la industria financiera global”, sostiene Marco Kremerman, en referencia al carácter multinacional de los capitales involucrados, y de lo importante que es este “mercado de las pensiones” para organismos orientados a la defensa del capital (instituciones monetaristas como el FMI y las clasificadoras de riesgo). No por nada, la industria ha reportado utilidades sobre el patrimonio del 26% en los últimos 20 años.

“Pensemos que de estos 195 mil millones depositados en el sistema de AFP, el 40% está invertido afuera. Sin duda que basta ver quiénes son los dueños de las AFP para saber que se trata de una pelea mucho más grande”, agrega.

El Soberano

La plataforma de los movimientos y organizaciones ciudadanas de Chile.

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