La propuesta, consistente en aumentar cinco puntos de cotización a cargo del empleador, (dentro del cual un 2% iría a un fondo común solidario), fue calificada por Luis Mesina, coordinador de movimiento, no sólo de insuficiente, toda vez que no ataca la esencia de un sistema que ha fracasado rotundamente en los pocos países que lo adoptaron.
Como una «oportunidad histórica desperdiciada” por el gobierno de Michelle Bachelet. Con esas palabras se refirió el coordinador del movimiento #NoMásAFP, Luis Mesina, a la propuesta de reforma del fracasado sistema de pensiones chileno, cuya inspiración, funcionamiento y resultados parecen tan aberrantes en cualquier país del mundo.
La razón de tan lapidario juicio es sencilla: los cambios son cosméticos toda vez que generarían un aumento que, según el mismo Ministerio de Hacienda, Rodrigo Valdés, rondaría el 20%, una cifra insignificante a la hora de cambiar las condiciones materiales de existencia en jubilados chilenos que, en su inmensa mayoría, a esta hora, reciben una pensión inferior a los 200 mil pesos. Peor aún: el proyecto no modifica las “comisiones fantasmas” y otras prebendas que les permiten a las AFP conseguir utilidades anuales que sobrepasan el 20%, algo igual de anómalo en cualquier país del mundo.
“Se desaprovechó una oportunidad histórica porque había un clima social favorable a cambiar un sistema que no tiene posibilidad de experimentar una mejoría dentro del esquema de capitalización individual. Nos parece que aquí hubo un lobby de la industria parasitaria, que sólo es eficiente a la hora de asegurar sus utilidades, para entregar recursos frescos para los grandes grupos económicos y para presionar o cooptar a los políticos. Nada más”, sostuvo.
Lo peor, según Mesina, es que tampoco introduce cambios regulatorios sustanciales a tan aberrante industria financiera. “No se hace nada para bajar las comisiones ni para suprimir las ‘comisiones fantasmas’, que constituye otra oportunidad de negocio para compañías que hacen de su norte la especulación bursátil, dejando a la suerte de las fluctuaciones del mercado algo tan sensible como las jubilaciones de los trabajadores”, agregó. “Nuevamente se pospuso la discusión de los militares”, recordó más tarde.
“Tampoco éramos partidarios de una AFP estatal. Nunca, ya que habría operado sobre los mismos principios de especulación y falta absoluta de solidaridad”, añadió el dirigente social, quien sostuvo luego que no hay otra posibilidad de pagar mejores pensiones “si no es sobre una base de reparto solidario, cosa que es lo normal en el mundo. Claro, hoy mucha gente dice que en las encuestas la gente es partidaria de que toda plata vaya a su cuenta individual, pero eso ocurre porque las preguntas son inductivas y sesgadas de tal modo que anticipan las respuestas. En nuestra experiencia, si explicamos bien lo que significa tener un sistema con base a la solidaridad, le puedo asegurar que el 90% estaría dispuesta a ceder una porción de su humanidad para tener mejores pensiones”.
“De momento continuaremos con nuestras acciones. Tenemos una marcha el domingo 27 de agosto y un plebiscito para los días 29 y 30 de agosto y 1 de septiembre. Es hora de que restituyamos la voluntad del pueblo, que es el único soberano respecto de su futuro”, concluyó.”