De acuerdo con mis hábitos, que pensé que estaban razonablemente bien, hay 38 personas que son abusadas para producir los productos que tengo en casa. Y la esclavitud está lejos de ser el único problema relacionado con la comida que debemos considerar antes de traerla a nuestras mesas.

Verónica Celis es arquitecto, fundadora y CEO de EnlightAID.org. Puedes escucharla cada semana en el podcast Chuchetas Sustentables

Me encanta la comida, mis padrinos me regalaron mi primer libro de cocina como regalo de Navidad cuando tenía cinco años, algo que gatilló una historia de amor entre la cocina y yo que sigue viva hasta el día de hoy. Sin embargo, al enfrentar escribir sobre comida y relacionarla con la transparencia y la tecnología, debo admitir que me costó mucho. Eventualmente, y dado que el objetivo final de EnlightAID es contribuir a una forma de vida sostenible para el planeta y las personas, decidí concentrarme en la parte “enlight” (iluminada) de nuestro nombre y compartir cómo comencé a preocuparme realmente por lo que está en mi plato.

Hace tres años asistí a una conferencia sobre emprendimiento social en Holanda. Allí, entre otros oradores, había una persona de una marca de chocolate de la que nunca había oído hablar antes: Tony’s Chocolonely. No recuerdo qué representante de la marca habló ese día, pero lo que dijo tuvo un profundo impacto en mí: Nos contó sobre cuántos de los trabajadores en las plantaciones de cacao en Ghana y Costa de Marfil son víctimas de la esclavitud moderna. Para este artículo, volví a su sitio web para encontrar los números exactos.

Aproximadamente el 60% del chocolate del mundo se produce en Ghana y Costa de Marfil, donde el agricultor promedio de cacao gana 46 centavos de euro por día¹. Claramente no es un salario digno. Además, más de dos millones de niños trabajan en las granjas. “Peor aún, hallazgos recientes confirman que al menos 30.000 personas son víctimas de la esclavitud moderna. Son adultos y niños que se ven obligados a trabajar en las plantaciones de cacao y no se les paga. Probablemente haya más víctimas, porque en primer lugar no se han realizado investigaciones sobre áreas en las que el cacao se cultiva ilegalmente”².

Chocolate por Charisse Kenion — via Unsplash

¿Por qué te estoy diciendo esto? Bueno, antes de esa conferencia, nunca había pensado de dónde venía el chocolate que comía, ni siquiera tenía idea de que podría haber esclavitud en su producción. Esta falta de transparencia sobre el origen de las materias primas para el chocolate que tanto amaba me había convertido en cómplice involuntaria de esta práctica. Enterarme de una realidad tan diferente de la que yo pensaba que existía hasta ese punto despertó mi curiosidad y debo admitir, mucha culpa. Fiel a mi misma, comencé un viaje de investigación sobre lo que está en mi mesa todos los días. Si supiera el impacto social y ambiental de cada producto, ¿elegiría los mismos?

Ser conscientes de lo que consumimos es clave para construir un futuro más sustentable y justo. Mientras investigaba para este artículo, descubrí Slaveryfootprint.org, un sitio web enfocado en que las personas entiendan su conexión con la esclavitud moderna. Con una calculadora en línea que analiza tus hábitos y patrones de consumo, te muestra una estimación de cuántos esclavos están trabajando para ti hoy. ¡Hice la prueba y la respuesta fue 38 esclavos!

De acuerdo con mis hábitos, que pensé que estaban razonablemente bien, hay 38 personas que son abusadas para producir los productos que tengo en casa. El ejercicio me pareció interesante y desgarrador, lo único que me hubiera gustado es tener la posibilidad de profundizar en los hábitos específicos que necesito modificar para asegurar que el número llegue a cero lo antes posible.


El impacto social de la comida en nuestra mesa

El chocolate no es el único producto en la industria alimentaria que emplea esclavos en sus procesos de producción. Familias indias se ven obligadas a trabajar en la industria del té de Bangladesh, migrantes de Laos, Myanmar y Camboya trabajan en condiciones similares en las granjas de camarones en Tailandia, mientras que las plantaciones de aceite de palma en Malasia se sustentan en el trabajo forzado³. Estos son solo algunos ejemplos. Son marcas de buena reputación las que en la mayoría de los casos, sin querer, están causando esta situación porque no saben de dónde provienen todos los materiales.

“Ahí es donde encuentras a los esclavos. En los campos. En las minas. En el procesamiento de materias primas … y es una cadena de suministro que esclaviza a más personas que en cualquier otro momento de la historia humana”⁴.

http://slaveryfootprint.org/

La esclavitud está lejos de ser el único problema relacionado con la comida que debemos considerar antes de traerla a nuestras mesas. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cada año se desperdician alrededor de 1.300 millones de toneladas de alimentos, lo que equivale a un tercio de la cantidad total producida para el consumo humano. A pesar de que se producen suficientes alimentos a nivel mundial, la FAO ha declarado que 704 millones de personas experimentaron una inseguridad alimentaria severa en 2018⁵. ¿Cómo podría ser esto posible si al recuperar solo el 25% de los alimentos desperdiciados a nivel mundial podríamos alimentar a todas las personas que actualmente padecen hambre severa?⁶.

Tenemos un problema fundamental en la distribución de los recursos: “La desigualdad de ingresos está aumentando en casi la mitad de los países del mundo, incluidos muchos países de ingresos bajos y medianos … La desigualdad aumenta la probabilidad de inseguridad alimentaria grave y la prevalencia de enfermedades graves”. La inseguridad alimentaria es casi tres veces mayor en países con alta desigualdad de ingresos (21 por ciento) en comparación con países con baja desigualdad de ingresos (7 por ciento)⁷.

El impacto ambiental

La producción de alimentos no está exenta de tener un impacto en el medio ambiente y ciertas industrias tienen peores impactos que otras. A medida que la tierra agrícola se expande, causa deforestación y pérdida de biodiversidad, siendo la producción agropecuaria la más dañina. La producción de carne es responsable del 91% de la destrucción de la Amazonía, ya que se despeja la tierra para hacer espacio para los animales, principalmente para el pastoreo de vacas. Cada segundo, se limpian entre cuatro y ocho mil metros cuadrados de selva tropical para dar cabida a estos animales. Además, el ganado y sus subproductos son responsables del 51% de las Emisiones Globales de Efecto Invernadero, un número que me dejó absolutamente sorprendida.

Infografía de Cowspiracy

Me parece importante detenerme en el hecho de que perder alimentos implica desaprovechar también los recursos relacionados a su producción. Esto significa que un tercio de los recursos utilizados para cultivar, procesar, envasar, transportar y comercializar los alimentos se pierde. “El 28% de la tierra agrícola del mundo produce cultivos que se desperdician. Eso equivale a la superficie total de China, Mongolia y Kazajstán”⁸, más el equivalente al agua que se necesitaría para cubrir todas las necesidades domésticas del mundo. Solo una hamburguesa tiene una huella de hídrica equivalente a ducharse durante 2 meses⁹.

¿Cuántas hamburguesas se pierden en cada McDonalds? Mientras los datos y las preguntas se acumulaban en mi cabeza me congelé, preguntándome si debería volver a meterme a la cama y nunca salir. ¿Cómo podría continuar escribiendo sin hacer que tú y yo nos sintamos culpables y abrumados por toda esta información? Después de lo que pareció una eternidad, decidí incluir una lista de cosas prácticas que puedes hacer para contribuir a erradicar estos problemas.

¿Qué puedes hacer?

No puedo proporcionarte un sistema a prueba de fallas que cubra todo lo que puede hacer para terminar con los problemas sociales y ambientales asociados con la producción de alimentos hoy en día, pero he preparado una breve lista de sugerencias que pueden ayudarte a comenzar. Por favor, no intentes cambiar todo de una vez. Lo intenté y fracasé muchas veces hasta el punto de que en algún momento de los últimos tres años volví a usar todos los productos que quería evitar en primer lugar. Recomiendo comenzar lentamente, un paso a la vez.

  • Sugeriría primero intentar no desperdiciar alimentos que ya están en casa, si en tu próximo viaje al supermercado todavía tienes algo de comida, asegúrate de que los productos más antiguos se queden en las secciones frontales de tu refrigerador y despensa para que puedan usarse primero, antes de se descompongan.
  • Intenta crear un plan de comidas antes de tu próxima compra, de esta manera sabrás de antemano qué comprar para asegurarte de tener lo que necesitas en casa, pero no traer de alimentos adicionales que puedan perderse. Come antes de ir al supermercado, es más probable que sientas la tentación de comprar cosas que realmente no necesitas si tienes hambre.
  • Cocinar en casa. Para que los restaurantes aseguren un stock suficiente para que puedas pedir lo que quieras, deben tener un exceso de ingredientes en sus cocinas. Lo que lleva al desperdicio de grandes cantidades de alimentos, esto también es incluye si pides comida para llevar o delivery. Dado que muchos de nosotros debemos quedarnos en casa, ya que la pandemia de Coronavirus continúa a nuestro alrededor, ahora es el momento perfecto para experimentar con nuevas recetas o incluso aprender a cocinar en casa si nunca antes lo has hecho.
  • ¿Tienes ganas de regalonearte con algo de comida para llevar este fin de semana? No hay problema, pide para compartir. Si vives con familiares o amigos, puedes pedir algunos platos para compartir en lugar de uno para cada uno y terminar teniendo demasiado.
  • Organiza un día vegetariano o vegano de la semana, como has leído, una dieta sostenida con productos animales tiene un impacto mucho mayor en el medio ambiente. Una vez que hayas dominado un día a la semana, puedes comenzar a aumentar esa proporción.
  • Intenta comprar productos locales, incluso mejor si tiene la oportunidad de comprar directamente de los productores en la feria o la vega. Si eso no es posible, como con el chocolate, por ejemplo, intenta encontrar productos certificados de Comercio Justo, ya que ellos garantizan que las personas que trabajan en el proceso de producción tengan un salario digno.
  • Manténte informado e intenta tomar decisiones conscientes. Es posible que hayas escuchado esto un millón de veces, pero nuestras opciones de compra representan un voto real, y nuestras decisiones diarias cuentan. Dado que se acerca rápidamente un fin de semana largo, he preparado una breve lista de documentales que puedes ver para ayudarte a navegar desde los hábitos de hoy hacia decisiones más sostenibles relacionadas con tu comida.

Algunos documentales que pueden interesarte

El lado oscuro del chocolate — este fue el primer documental que vi sobre el tema cuando llegué a casa después de estar en el evento en Holanda. No sabía qué tan grande era la esclavitud en la industria del cacao y esta película me ayudó a comprender mejor la magnitud del problema.

Cowspiracy — Debo admitir que me tomó cerca de un año atreverme a ver éste, estaba feliz comiendo carne en ese momento y no quería enfrentarme con los animales reales detrás del bistec que me estaba comiendo. Me sorprendió saber cómo el problema iba más allá del hecho obvio de que estaba comiendo lo que antes eran vacas y cerdos vivos.

Cooked — esta es una serie corta y no está específicamente relacionada con la sostenibilidad. Solo tiene cuatro episodios y cada uno de ellos explora un elemento relacionado con la comida: fuego, aire, tierra y agua. Me hizo enamorarme nuevamente de ciertos procesos que tendemos a descartar como molestos en la cocina diaria, porque en algún momento la sociedad nos convenció de que necesitábamos pasar más tiempo fuera de la cocina. Después de ver esta serie, comencé a hornear pan en casa y aprendí la belleza de la masa madre y su valor nutricional en comparación con el pan preenvasado comprado en el supermercado. No hemos comprado pan desde entonces, reduciendo con éxito la basura en ese ítem.

Rotten — esta también es una serie, y debo admitir que, como chilena, aprecio especialmente el capítulo que habla sobre la palta (es el primer episodio de la segunda temporada). Expone, entre otras cosas, cómo es posible tener hermosos y verdes árboles de palta en un lado del valle y personas y animales muriendo por falta de agua en el otro.


Nota al pie

No soy vegana, ni siquiera he logrado ser 100% vegetariana. Crecí en una región donde las celebraciones más importantes se realizan junto a una parrilla y alejarse de ciertos productos no ha sido un camino fácil. Aunque no he comprado carne en meses, hay queso y otros productos de origen animal en mi refrigerador. De vez en cuando se desperdicia algo de comida en mi cocina también. Intento comprar solo chocolate de comercio justo, pero eso tampoco funciona todo el tiempo. Mi camino hacia la sostenibilidad alimentaria, como el del mundo hacia la transparencia alimentaria, todavía tiene un largo camino por recorrer.

Les dejo una imagen de mi refrigerador hoy por si sienten curiosidad

[1] [2] Tony’s Chocolonely

[3] Why slave labor still plagues the global food system, NPR

[4] Slaveryfootprint.org

[5] [7] The state of Food Security and Nutrition in the World (FAO), 2019

[6] Stop Food Waste Day

[8] Food wastage footprint (FAO)

[9] Cowspiracy

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1 Comment

  1. Muchas gracias por esto. Me topé con tu columna buscando estos chocolates que mencionas y me encontré con algo mucho mejor. Siempre he pensado que cada compra tiene una cadena de personas detrás enorme, pero por la comodidad unx opta por lo más fácil/rápido, y es revelador y esperanzador encontrar personas que sí están luchando por disminuir, en cualquier medida, su aporte a la esclavitud “moderna”.

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