Más de tres mil científicos se dieron cita en el centro de Santiago para marchar por la ciencia. Fue una nueva oportunidad para pedir no sólo un diálogo más fluido con políticos y empresarios, sino también el pronto diseño de una política de estado que dé verdadero impulso a la ciencia y la tecnología como ejes del desarrollo nacional. Los científicos creen, muy a su pesar, que no se alcanzará a discutir el proyecto del ministerio antes de que finalice el actual gobierno.
La incertidumbre de los científicos que realizaron o realizan sus postgrados en el extranjero, la tardanza en las definiciones respecto al tipo de Ministerio de Ciencia y Tecnología que Chile necesita, el preocupante desinterés de los privados por el desarrollo de aquello capaz de sacar a Chile del subdesarrollo… ¿Hay algo más que pueda generar preocupación en los científicos chilenos que marcharon por el centro de Santiago?
Sí. Lo hay. El silencio de los precandidatos presidenciales, así como la escasa figuración de estas inquietudes en el debate eleccionario, habla de un avance todavía tímido en la agenda. Parece que la ciudadanía parece sensibilizarse del todo respecto a un tema tan importante para el futuro del país, acaso porque el tema es abordado de manera sectorial, prescindiendo de la articulación que necesita una política pública tan relevante como es el impulso de la ciencia y la tecnología como motores del desarrollo nacional.
Peor aún: no hay certeza de cuándo se discutirá el proyecto de ley presentado por la Presidenta Michelle Bachelet en enero pasado ni de cuál será la política de estado que tienda al desarrollo de tan importantes materias. Hoy parece una discusión que amenazan con enredarse en la una contienda electoral que, se presume, será bastante dura.
El presidente del Consejo de las Sociedades Científicas y académico de la Universidad de Chile, doctor Jorge Babul, se declaró pesimista en cuanto a la posibilidad de que al término de este gobierno podamos contar con un ministerio.
“Yo creo que no llegamos… Pero sí, estamos trabajando. El tema es que hablamos por separado, y no hemos hecho ningún esfuerzo por juntarnos todos a conversar, para conocernos, entrar en confianza, y en este caso me refiero a científicos, rectores, economistas, políticos, empresarios… En fin”, señala.
“Si hacemos reuniones por separado podemos seguir hasta el infinito. Lo que yo veo es que no hay ninguna urgencia. Seguimos sin ver a la ciencia como un pilar clave del país. Al país lo veo enclenque, muy débil”, agrega Babul.
Soledad Opazo, del comité organizador de la Marcha por la Ciencia y jefa de la carrera de biotecnología de la Universidad Santo Tomás sostiene que no ha visto, en lo concreto, mucha preocupación de los candidatos presidenciales por la ciencia.
“Aunque queda mucho y no sabemos quiénes irán a la elección. Por ahora nos
interesa discutir el proyecto y presentar indicaciones. Queremos invitarlos a conversar (a los candidatos) porque entendemos que Chile tiene enormes desafíos en salud, educación y medioambiente, y queremos contarles que en Chile a ciencia puede hacer muchas cosas por mejorar la calidad de vida de la gente y que estamos haciendo cosas muy interesantes en medicamentos de última generación, en nanotecnología, en plásticos biodegradables… el problema es que la inversión es alta, y el gobierno tiene otras prioridades y los privados aún no logran comprender el valor y las oportunidades que estos trabajos pueden abrirnos”, indica la científica.