La noticia sorprendió al mundo ambientalista. En lo grueso, el gobierno pretendería financiar la organización de la COP25 con platas que aporte el empresariado chileno, uno que se caracteriza por su contumacia a la hora de destruir, contaminar y depredar el medio ambiente. 

Sobran los adjetivos para calificar la decisión del gobierno de buscar financiamiento para la COP25 en los grandes grupos económicos de Chile: insólito, aberrante, impactante, incluso delirante. Elija el que quiera. Lo central es que demuestra hasta qué punto este gobierno tiene extraviada la brújula.

Es impactante lo que está sucediendo. Estamos hablando de una cumbre de Naciones Unidas, no es un evento cualquiera. Hablamos de negociaciones políticas al más alto nivel para encarar un problema global que afecta a toda la comunidad internacional y que refiere al destino del planeta”, declaró Lucio Cuenca, director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Sociales, OLCA.

“Es curioso que se intente incluir en el proceso de organización a los grupos económicos o empresarios grandes. Pensemos que hay sectores económicos que han contratado estudios pseudocientíficos para desacreditar el cambio climático y se han pasado 30 años obstaculizando acuerdos y medidas. Hablo de las mineras, las petroleras, las energéticas”, agrega Cuenca, quien luego agrega: “Hay intereses en conflicto. Y estos intereses debieran quedarse afuera de la cumbre. Es incomprensible que los empresarios sean considerados como parte de la sociedad civil en la COP25. Es una relación muy espuria que desvirtúa este encuentro y puede alterar el rumbo de las negociaciones. Sin duda hay un intento deliberado por blanquear a las industrias chilenas extractivas”.

Lucio Cuenca, del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales

“Esto va a tener una respuesta social importante porque hoy existe más conciencia sobre lo que significa la emergencia climática, y esto ya se está viendo de momento que se juntan personas a protestar frente a la embajada de Brasil por la quema de la Amazonía”, agregó Cuenca.

Finalmente, el director de OLCA aseveró que, en Chile, y producto de la sequía sufrida con particular dureza este 2019 y los perjuicios provocados por la privatización del agua, la sensibilidad respecto de los temas ambientales es significativamente mayor, y que esta situación puede crear las condiciones que tornen más efervescente el clima social durante la COP25, más todavía en los territorios afectados por el modelo depredador que nos rige.

“Ya vemos que hay sectores del interior de las regiones de Coquimbo y Valparaíso que van camino a ser inhabitables. La razón es que el agua se convirtió en una clave del modelo de desarrollo extractivista. Vemos ganado que muere en la cordillera por falta de forraje y agua para beber. Ya dejó de ser un tema ‘ambiental’ simplemente, sino que es un tema ligado a la sobrevivencia humana”, señaló.

El Soberano

La plataforma de los movimientos y organizaciones ciudadanas de Chile.

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