Excancilleres, diplomáticos, leguleyos internacionales, encargados comerciales… Tenemos en Chile a políticos y técnicos que promueven la firma del TPP-11 (el famoso TPP-11) pese a que ninguno de ellos ha sido capaz de demostrar ningún beneficio adicional para el país, toda vez que ya hemos firmado tratados de libre comercio con todos los países firmantes. Por el contrario: poco a poco suman los cuestionamientos que refieren a los enormes costos que su sola aprobación podría generar para las generaciones futuras de chilenos y chilenas.
En el fondo, el TPP nos anclaría como un país de servicios y productor de materias primas sin valor agregado, incapaz de modificar los pilares de un modelo neoliberal que concentra el poder y la riqueza. ¿Por qué políticos que se dicen “progresistas” nos intentan vender el TPP-11? El Movimiento «No Más TLC» aporta algunas luces. Lo importante es que la carta publicada por los ex cancilleres demuestra su desesperación ante la posibilidad cierta de que tan nefasto tratado sea rechazado o pospuesto permanentemente en el Congreso.
Cayeron los políticos, los empresarios, los curas, los militares… Cada enclave de poder ha dejado de ser inexpugnable. Pero en Chile hay un mundo muy especial, inmune hasta ahora al ojo avizor del ciudadano hastiado de tanto abuso. Está ahí, operando en el corazón de la Cancillería, integrado por personas que tienen una mirada muy luminosa del país pese a sus pensiones de hambre y sueldos miserables. Es un mundo donde pululan exministros de Relaciones Exteriores interesados en acomodarse en algún organismo, diplomáticos con vinculaciones políticas, agregados comerciales que más parecen empleados de los grandes grupos económicos chilenos, y también los abogados expertos en derecho internacional, ávidos de hacer carrera en la misma Cancillería, o Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, etc.
“Hay una suerte de maridaje, una casta de técnicos y burócratas internacionales que trabaja en la defensa de este tratado en específico. Nosotros vimos al exministro de Energía Andrés Rebolledo defendiendo el TPP-11 en el Congreso con mucho vigor, siendo que ahora no tiene nada que ver con este tema”, dice Lucía Sepúlveda Ruiz, vocera de la plataforma Chile Mejor sin TLC, quien apunta a un grupo transversal que pregona “un globalismo económico que perpetúa y protege los intereses del norte.
No por nada, recuerda Sepúlveda, que los ex cancilleres de la Concertación y Nueva Mayoría salieron a firmar una carta en la que llamaban a los parlamentarios a aprobar el TPP-11, un pacto que consagra el modelo e inhibe, por sus altísimos costos económicos, la implementación de cualquier política pública o regulatoria que pudiese afectar las “razonables expectativas de ganancia” que se formen los inversionistas internacionales. Bajo este predicamento, sería prácticamente imposible cambiar el sistema de AFP. “Claro, dicen que iremos a un arbitraje internacional, pero todos sabemos a quiénes favorecen esos árbitros”, dice la vocera de la plataforma.
¿Por qué defienden tanto un tratado tan lesivo para los intereses de Chile? Por de pronto está el amor que sienten los cancilleres concertacionistas por la obra transicional (en el fondo, es su legado) y su compromiso irrestricto con un modelo económico que, según ellos creen, ha resultado ser tan luminoso para Chile (ellos mismos lo dicen en su carta).
“Nos parece lógica la reacción. Ellos se sienten amenazados y defienden lo que ellos creen que es su gran obra en todos estos años de la Transición y han construido este país que tenemos. A ese sector le gusta este país, aunque no es el país donde queremos vivir; el país sin previsión, de trabajos precarios, sin reconocimiento de derechos ara las mujeres, con una salud con enormes falencias, con gente en el campo comiendo cualquier cosa por los plaguicidas”, agrega. “En el fondo, toda esta gente ha venido a amarrar el sistema económico y social para impedir que cambiemos el orden de cosas”, asegura la periodista.
“No nos importa esa gente. Más nos importan los ciudadanos, o Luis Mesina, de No Más AFP, o bien los movimientos por la recuperación del agua, que quieren consagrar el derecho al agua y no entregare el agua a las mineras o a la agroindustria, o bien los trabajadores, y no sólo para los que están en la CUT, que habló muy fuerte contra la precarización del empleo. El estándar del TPP-11 en materia laboral es muy pobre, con un estándar muy bajo. El Canciller dice que se incorporó un capítulo de género y no hay nada de eso. No hay una palabra del cambio climático”, añade.
Pegas con glamour
Pero hay otra explicación que explica tanto «hinchismo por el TPP-11»: ese extraño rapto de la conciencia que incide en la conversión ideológica de individuos expuestos permanentemente a las bondades de un mundo glamoroso. «Muchos de ellos apoyan el TPP-11 porque están mirando su próximo trabajo en organismos internacionales como el Banco Mundial, el FMI. Son parte interesada”, sostiene Lucía Sepúlveda. Sin ir más lejos, el caso de Rebolledo es muy ilustrativo: estuvo a la cabeza de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) de la Cancillería, y además fue representante de Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).
Sólo imagínate vivir en Washington, Nueva York o Bruselas, viajando en Clase Business, invitado a recepciones con bocados caros y whisky de 16 años. Es normal que muchos de esos personajes se convenzan de estar del lado correcto de la historia y que nos pidan lo mismo que nos exigen los dueños del mundo, a los que ellos ahora parecen estar sirviendo, que es apoyar un tratado que afecta a la sociedad chilena en su conjunto y que sólo beneficia a las trasnacionales, incluso a las chilenas. Como si nos importara mucho o que pase afuera con los Matte, Angelini y Luksic.
Por cierto: el mismo Andrés Rebolledo fue consultor en el área de Integración y Comercio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Washington.
“Efectivamente hoy vemos funcionarios de Cancillería que son muy impermeables a cualquier presión social y que se alimentan ideológicamente de una falsa ciencia económica muy conveniente para las corporaciones, las que tienen incluso más poder y riqueza que algunos estados. En el fondo, esos funcionarios hablan a favor del poder global”, indica Lucía Sepúlveda.
Lo peor, dice Sepúlveda, “es que no rinden cuentas a nadie. Nadie los interroga, nadie los investiga. Por Ley de Transparencia quisimos saber cuánto se han gastado promoviendo el TPP-11”.
“La política exterior de Chile está alineada en función de las trasnacionales. Esta Cancillería, y esta Direcon en específico, es muy funcional a esos intereses. Ellos no rinden cuentas al pueblo de Chile ni al Congreso, sino a los dueños del mundo”, agrega, quien cree saber.