Carolina Espinoza, vocera de la Coordinadora No más AFP nos explica la realidad sobre la amenaza de la pirámide poblacional en Chile. Un falso argumento que sostiene que no hay suficientes jóvenes que aporten al sistema y que la población está envejeciendo.
La semana pasada desmentimos la estrategia del temor a la expropiación en las AFP. Esta vez hablaremos de otro de los argumentos para no tocar el sistema de pensiones que rige en el país: La amenaza respecto de la pirámide poblacional que actualmente tiene Chile.
En efecto parece una amenaza que existan más adultos mayores que jóvenes, por tanto habría menos trabajadores que aportarán al sistema y más jubilados que necesita recibir su pensión. Pero, ¿qué tan real es esta afirmación?
Carolina Espinoza, vocera de la Coordinadora No más AFP, explica que el cambio en la pirámide poblacional en Chile es una realidad, pero que ésta no se asemeja a la pirámide invertida que tienen los países desarrollados en los cuales la tasa de natalidad es baja y por tanto hay más adultos que jóvenes.
“Es un argumento real respecto de la condición de vida de nuestras sociedades. No obstante, aquello no echa por tierra la solidaridad de un sistema de pensiones basado en los principios de la seguridad social”.
En los sistemas solidarios de seguridad social los aportes no solo tienen un componente etario, también hay un apoyo y un aporte solidario entre hombres y mujeres, pobre y ricos.
“Las mujeres ganamos menos, tenemos más lagunas, por tanto requerimos esas nivelaciones y ese aporte. Lo mismo pasa entre ricos y pobres. Es decir hay una serie de variables o de mecanismos de compensación y de apoyo mutuo que están a la base de cualquier sistema de seguridad social de los países más desarrollados”.
Carolina Espinoza explica que los sistemas de pensiones son subsidiados con un porcentaje muy superior al que hoy día le da Chile a los sistemas previsionales, y eso es parte de las necesidades y las realidades propias de nuestros tiempos.
“En Chile necesitamos sistema tributario que permita recaudar de manera importante mayores recursos fiscales para poder implementar todas las series de políticas sociales que se requieren de manera más redistributiva para la política pública”.
Chile tiene un gasto fiscal muy por debajo del promedio de los países de la OCDE que está en el orden del 20% del PIB para destinarlo a seguridad social salud y pensiones. Los casos de los países como Francia y Finlandia el aporte que se hace a la seguridad social son del orden del 30%.
“Hay una necesidad de responsabilidad social para y con las condiciones de vida de la población que debe estar a la base de las necesidades reales de ésta y no bajo criterios economicistas, como hoy día están instalado tan fuertemente en nuestro país”, concluyó Carolina.