Más allá de los argumentos ridículos conocidos por la opinión pública, las razones que encuentran el Gobierno y Chile Vamos para rechazar el proyecto de reducción de jornada laboral a 40 horas giran en torno a una idea-fuerza: “Los chilenos son flojos, no son productivos, entonces no merecen trabajar menos”. Una visión duramente criticada por Luis Mesina, de No Más AFP, en la previa de la jornada de protesta programada para este jueves 5 de septiembre y que tiene por nombre #NosCansamosNosUnimos. “Los empresarios tienen el control absoluto de la organización del trabajo y de los mecanismos de administración al interior de las empresas, por ende la pérdida de productividad es responsabilidad de ellos, no de los trabajadores”, dijo.
La jornada de protesta programada para este jueves 5 de septiembre no sólo se inspira en un alegato extendido contra el abuso, el empobrecimiento de la sociedad chilena y la evidente precarización en las condiciones de existencia. Es también una protesta en positivo, de apoyo a una iniciativa de reducción de jornada laboral a 40 horas semanales orientada a impactar positivamente en la calidad de vida de los trabajadores, que son los que se han quedado en la mesa del pellejo luego de treinta años de crecimiento económico.
Al margen de un festín que parece tener a los empresarios como únicos invitados, está la gente. La gente común y corriente que gana una mugre, que se endeuda y que paga sus contribuciones como puede. ¿No es hacer justicia con los trabajadores de este país, que ha crecido tanto en los últimos años, reducir una jornada tan extensa como improductiva, y no precisamente por culpa de ellos?
“Evidentemente que sí. Nos falta incorporar una mirada humanista que impacte en la calidad de vida de las personas. Pero también contribuirá a poner el foco en la productividad, que es un tema propuesto por los empresarios, en tiempos que vemos un aumento en el uso de tecnologías y su consecuente optimización de los tiempos, lo que implica una menor carga laboral. Con esta iniciativa habrá un mayor rendimiento en el trabajo. O bien muchos tendrán que incorporar a más trabajadores para suplir a los que cumplen su horario. Los empresarios no dan empleo, sino que compran trabajo”, aseguró Luis Mesina, coordinador de No Más AFP.
Lo más chocante de lo que le ha tocado observar en este debate, es el intento del gobierno –y de Chile Vamos en general- de culpar a los trabajadores de los problemas de productividad de la economía chilena en circunstancias que poco y nada tienen que decir sobre los procesos productivos. “Ellos, los empresarios, tienen el control absoluto de la organización del trabajo y de los mecanismos de administración en las empresas, por ende la pérdida de productividad es responsabilidad de ellos, no de los trabajadores. En Alemania y Japón hay instancias de participación de los trabajadores para hacer más eficientes los procesos. En Chile no existe la co-administración de las empresas”, declara el coordinador de No Más AFP.
“Lo que pasa es que esta gente, los políticos contrarios a la iniciativa, entre ellos el ministro Nicolás Monckeberg, no ha entendido un carajo de nada. Esta gente carece de competencias y de conocimientos para el debate. Es gente incompetente, ignorante, gente que desconoce a historia del trabajo; nada sabe del ‘fordismo’, del ‘posfordismo’, de la división del trabajo propio de la industrialización conceptualizada por Frederick Taylor, del ‘toyotismo’… en fin. No saben nada. No saben que la productividad aumenta en la medida que más tecnología incorpora, y eso en Chile depende únicamente del patrón”, dice Mesina.
Respecto del ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, Mesina no se quedó ahí: “Se la pasa renegando del estado, pero lleva décadas parasitando de él. Por eso no ha hecho esfuerzo alguno por enterarse de estas materias”.
Asimismo, Mesina reaccionó al estudio de la Fundación Sol que, junto con recordar las dudas de Pinochet de traspasar a los uniformados al sistema diseñado por José Piñera, reveló las enormes brechas que se observan en las pensiones que reciben las Fuerzas Armadas y de Orden y las que reciben los civiles, y las diferencias de gastos que irroga el Estado para ambos grupos.
“Hay que regular el sistema de ellos y avanzar a que el conjunto de chilenos y chilenas, civiles y militares, pasemos a un sistema de previsión con base en el reparto. No es tolerable que un oficial se jubile a los 48 años y reciba casi 2 millones de pesos. Eso es inadmisible e injustificable”, concluyó.